La acción del proyecto va a realizarse en Malabo, concretamente en el barrio Lamper, zona donde la mayoría de la población, se sitúa en un nivel socio-económico muy bajo. El efecto de la pandemia, la pérdida de trabajo de muchas familias y la inexistente red de recursos públicos ha dejado a muchas familias en una situación de gran precariedad. El internado abrió sus puertas asesorado por dos doctoras cumpliendo todas las medidas de seguridad respecto al COVID-19. Por ello, en todo el año 2020 y parte del 2021 no se ha dado ningún caso de contagio.

Se ofrece a 26 chicas la posibilidad de vivir en el internado durante el curso escolar. No tiene únicamente un objetivo pedagógico sino de formación integral para poder ser mujeres autónomas, libres, preparadas y capacitadas para una vida plena y realizada. Se tienen espacios formativos, de reflexión, de crecimiento en la fe, de trabajo en equipo, de comunicación, diálogo, encuentro con otros grupos… Se están impulsando las reuniones con las familias para poder mejorar el seguimiento y rendimiento de las jóvenes. En el caso de situaciones de desamparo familiar, una religiosa de la comunidad acompaña de forma especial a esa interna para que reciba un buen seguimiento.

La finalidad que se pretende mediante este proyecto es la de formar mujeres capaces de elegir y vivir en libertad de forma responsable y dotarlas de herramientas para desenvolverse y salir adelante en la realidad en la que se encuentran, pudiendo superar costumbres que son un freno para el desarrollo de la mujer.