EXPERIENCIA DE UNA VOLUNTARIA EN BOLIVIA
Cuando me planteé en serio vivir una experiencia como esta, un voluntariado en Bolivia, a miles de kilómetros de España, de mi casa, de mi familia y amigos, de todo lo conocido, ya intuía que no iba a ser “algo más” en mi vida, pero no imaginaba de qué modo iba a marcar mi pequeñísima visión del mundo.
Después de casi dos años del viaje más especial e inesperado, sigo agradeciendo la gran suerte que tuve al poder abrir mi mente, al vivir día a día sus costumbres, sus tradiciones y su peculiar manera de ver la vida. Siempre llevaré grabado en mi mente y corazón las lecciones que principalmente los más jóvenes me enseñaron. Los valores que marcaban su existencia, tan limpia e inocente, tan grande, me sigue impresionando todavía al recordarlo. Si tuviera que destacar una entre tantas cosas que me aportó este viaje, concretamente las personas con las que lo compartí, sería la suerte de poder focalizar mi camino hacía las cosas primordiales de la vida en los momentos que estoy perdida, obcecada en las preocupaciones que no me dejan ver lo que de verdad importa.